jueves, 6 de diciembre de 2018

Muy cabrona

Sé que de ser muy cabrona,
pero mientras estudias el próximo examen
y estés a punto de terminar la octava fórmula,
ojalá te acuerdes de mis gemidos,
te desconcentres
y suspendas.

Ojalá te acuerdes de mi en septiembre,
cuando pagues la segunda matrícula
y aunque no quieras,
te vuelvas a ver mis historias.

Que haya una parada en la línea 7 solo mía
y te de rabia.
Próxima estación “Valdezarza”
y te de rabia.
Que se te ponga un poco dura
y te de rabia.

A veces te doy besos en la frente
que ojalá se quedaran para siempre.
Cuando no quieran ir a tu casa de madrugada
ojalá te acuerdes de mis bragas.

Sé que es de ser muy cabrona
pero después de follar,
pongo aposta las canciones.
Lo siento por joderte a Zahara.

Ojalá te acuerdes de mi
en varios bares,
varios libros,
varias plazas,
cuando otra te pida brindar las cervezas,
pero no se sepa todo el ritual.

Ojalá te acuerdes de mi
cuando te topes con ese poema que se te olvidó borrar.
Que te escueza, 
pero no mucho.
Solo como si estuviera rasgando de nuevo
las cicatrices de tu dolorida espalda.

Sé que es de ser muy cabrona,
pero ojalá te acuerdes de mi hasta cuando no tenga sentido.
Aún me tendrás en whatsapp,
escríbeme
y te contestaré si esa noche tengo ganas.



martes, 20 de noviembre de 2018

Ahora que la casa huele a fresco

ahora que todo está mucho más bonito que cuando llegaste,
ni se te ocurra volver.

ahora que he pegado, poco a poco,
todos los cristales rotos de las ventanas
y tengo encallados en los huesos de los dedos
algunos trozos que todavía sangran,
ni se te ocurra volver.

ahora que la casa huele a fresco,
el aire no ahoga
y el sol se atreve a pasar,
hazme el único favor de tu vida,
ni se te ocurra volver.

porque me quedaré en el borde de la puerta,
mirándote a los ojos
y sé que por muchos puntos que haya sanado,
todo lo que un día lloró,
volverá a doler de nuevo.
y créeme, son muchos más boquetes de los que te esperas.

me centraré tanto en no volver a morir por dentro
que no podré pedirte que no pases,
así que pasarás
y se volverá a ir el sol,
se marchitarán las flores
y las ahogaré intentando darles la vida que no tengo.
me perseguirán sus muertes por el pasillo
y romperé las ventanas intentando huir,
pero solo caeré desde un séptimo
sin la suerte de morir en el intento.

mamá volverá a llamar preocupada
y con cada tono que pase
se agarrará más fuerte del pecho.

así que por mucho que quieras ver los nuevos cuadros que he colgado
y comprobar cómo suena el piano,
no vuelvas.

no vuelvas.

porque puede que los puntos no se suelten
y sí pueda decirte que nadie espera
ni quiere
que estés aquí.
entonces serás tú el de los boquetes
y estarán hechos con una sinceridad tan afilada,
que jamás podrás curarlos.

así que cuando ames,
en realidad te dedicarás a sangrar
y nadie querrá ahogarse por ti
porque no merecerás la pena.


lunes, 12 de noviembre de 2018

Tranquilita

hace tiempo
el cielo se puso más azul que nunca
pa que tú y yo nos encontráramos
debajo de una sombra,
desde entonces duermo tranquilita
porque estás a mi lao cuidándome los sueños.

en el jardín ahora salen rosas
del color del que me siento
y parece que se riegan
solo con nuestro aliento

me siguen doliendo
tos los sitios donde me he caído
y aunque no lo quise de nadie,
tú puedes curarme las rodillas

despierto tranquilita
porque revoloteas mi nombre en tu voz
y me basta con mirarte las pestañas
pa saber que tú solo traes
buenas nuevas a casa.

en el rellano
ya no hay montañas de cosas que callarnos,
aquí tienes todas las poesías que me conozco por si tienes hambre.
no quiero que te rujan las ganas
porque algo te falte.

sé que se me nota en los suspiros
que me dan los buenos días.
comeré mañana con la abuela
y después de tanto silencio
por fin daré respuestas...



jueves, 8 de noviembre de 2018

Rehaciendo poemas - "Brown Eyes"

antiguo:

Esto va por todos los ojos marrones que andan por el mundo.

Va por ellos,
por sus pupilas,
su iris color café,
por el blanco que los rodea,
por las pestañas que le dan vida.

Va por toda la gama de marrones
que sabe expresar lo que no se puede con palabras.

Así que estate alerta,
porque son capaces de enamorarte
con una mirada intensa,
una mirada dulce y a la vez tímida,
con un marrón que con el reflejo del sol se vuelve dorado.

Porque su mirada es letal,
así que más te vale andar con escudo
si no quieres resultar herido.

nuevo:

Esto va por la vez que me perdí en unos ojos marrones
y tampoco me apetecía encontrarme.

Va por sus pupilas cuando me miran,
por el café al que invitan,
por el blanco con el que me rodean,
por las pestañas con las que bailan.

Va por todo lo que no hace falta
que expresen con palabras.

Si les miras te dicen:
"Estate alerta,
no me hago responsable si te enamoras"

Pero yo no puedo más que lanzarme de cabeza
a su mirada intensa,
que todo me sabe a dulce canela,
que quiero que brille el sol todos los días
para verlo reflejado en su marea.

Que me quité los escudos y armaduras
porque si son suyas las heridas,
las quiero todas.

vídeo:



lunes, 5 de noviembre de 2018

Rosas en la garganta

el botiquín está
lleno de poemas

pero no hay tiritas suficientes
pa las palabras
que no te llegan

tengo heridos los tobillos
de temblar con tanta fuerza

los ríos no se deshelarán
la siguiente primavera

de mi garganta brotan rosas
que no recibirás nunca
porque a mí me hacen más falta 

espero que no te importe
que ahora yo me quiera
más que a nada


domingo, 4 de noviembre de 2018

Al menos no duele.

Me caí de boca
en la boca equivocada,
y tampoco estuvo tan mal.

Tengo tres llamadas perdidas
de dos cervezas y un whisky
que necesitan compañía esta noche,
y yo siempre devuelvo las llamadas.

En la calle del barco me espera un pirata
al que ya le conozco todos los trucos.
A veces también me llaman sus sirenas
pero eso él no lo sabe.

Hace tiempo que dejé de escribir sobre el amor verdadero,
porque la única verdad en la que creo
es en que me amo mucho
y dejo que me amen poco.
Al menos no duele.


domingo, 14 de octubre de 2018

Los paisajes no tienen montañas

Entiendo el horizonte,
los hemisferios,
la línea del Ecuador
y el meridiano de Greenwich,
pero la mayoría de los paisajes que veo, no tienen forma.

Hay una montaña desde la que se ve a los aviones despegar
que sabe a segundas oportunidades.
Allí vi a una persona recoger sus pedazos,
mirar sus roturas con cuidado,
una a una,
limpiarlas con mimo
y reconstruirse.

Me gusta pensar que solo yo conozco mi playa favorita,
o al menos solo yo la conozco a las ocho y media,
cuando en sus nubes se hace de noche.
Allí si le aullas a las olas,
te responden golpeándote con fuerza los talones.

Hay una puerta de la catedral que me ha visto enamorada
y sabe un poco a limón y pimienta.
Huele a la humedad de su saliva
y nunca se pasa con la sal.

Las carreteras del norte me enseñaron que llevaba mucho tiempo respirando mal,
así que me pusieron en acústico los pulmones
y dejaron sin volumen mis nostalgias.
La paz tiene el sonido del silencio.

El Passeig de Sant Joan me da vértigo detrás del lunar de la barriga
y hago de tripas corazón en cada uno de sus cruces.
Yo soy más fuerte que él
y lo sabe cuando llego al final,
entera,
tan entera que da rabia.

Cuando paso por una calle nueva
siempre me fijo en los adoquines del suelo
y en el azul de su cielo.
En si la gente allí llena de verde los balcones
o tiene todas las ventanas cerradas.
Me gustan las calles que saben a barrio,
los vecinos que hacen barrio.

Hay tantos besos de hierro que aún no he dado,
tengo tantas ganas de recorrer Argentina.
Hay tantos huecos que rellenar en esta libreta.
Nadie sabe todo lo que me guardo dentro.

Los paisajes tienen muchas más palabras que montañas.

domingo, 30 de septiembre de 2018

Un incendio que nunca se saciaba.

Siempre he sido de perder el imperdible,
sentirme esclava de mi libertad
y mirar muy fijamente los carteles de “prohibido jugar a la pelota”
mientras los niños juegan a la pelota, porque son niños.

Grito en silencio cada vez que alguien pide perdón por la poesía.
No pidas perdón por la poesía,
no pidas perdón porque tiemble tu poesía,
la poesía tiembla.
No
pidas
perdón.

En la nevera tengo guardado un incendio que pedía agua
pero nunca se saciaba.
Yo pedía ahogada en lágrimas que me dijera qué más podía hacer
pero él solamente repetía una y otra vez:
Agua
Agua
Agua

Y yo le daba agua,
recogía la lluvia,
dejé de regar las plantas,
rompí el puto acuario del zoo,
murieron muchísimos delfines,
salió en todas las noticias
y el jodido incendio seguía gritando:
Agua
Agua
Agua

Y murieron muchísimos delfines,
y yo estaba más seca que nunca pero nunca pedí:
Agua
Agua
Agua

Ahora el incendio pasa frío en mi nevera,
a su lado hay un tupper con espaguetis carbonara.
Tiembla como la poesía
y yo soy socia de “Greenpeace”.


martes, 4 de septiembre de 2018

Más entera que nunca.

Tú no lo ves,
pero tengo un corte en la yugular que brota a borbotones
y me falta una mano
por habérmela quemado en el fuego que no tocaba.

Dependiendo del día, me quedo un poco ciega,
cojeo, o se me caen los colmillos.
También tengo una cicatriz en la ceja
que se empeña en ponerse a la altura del pecho,
y me quedo muda
cuando los días empiezan a durar menos.

Aún así insistes
en que beba de ese agua sin olerla
y duerma sin dejar un ojo abierto.

Me tiendes la mano
como empapada en agua oxigenada
pero las heridas que me quedan,
las quiero abiertas.
Ya las cerraré cuando sepa
con qué poema coserlas.

Me preguntas demasiado
para lo poco que te gustan las respuestas:
No, no somos almas gemelas por escuchar ambos a Pereza.
No, no quiero que me invites a esa cerveza.
No, no quiero que te plantes en mi puerta.
, me quiero aun descompuesta,
porque desde que soy dueña de mis pedazos
estoy más entera que nunca.

Así que no insistas,
porque no me has visto meterme en la boca del lobo
y salir aulladora,
ni me has visto pillarme el corazón en trampas,
casi ahogarme en dolores
y aún con todo,
salir a pie,
a flote,
cicatrizada
y con la trenza bien alta.

Entiende que si no dejo que me cuiden,
es porque nadie lo va a hacer mejor que yo.



miércoles, 22 de agosto de 2018

El niño que me regaló un atardecer

Él tenía esa edad en la que los niños se vuelven muy malos o son demasiado buenos,
aún no iba solo al colegio,
ni pensaba qué quería ser de mayor.
Yo acababa de tatuarme la palabra "libertad" y, como ahora, tenía miedo de que le rompieran el corazón.

Los domingos montábamos en bicicleta
y aprendí que hay rutinas que sí quiero tener.
Rodábamos el camino verde que estaba hecho sobre una antigua vía del tren,
quedaban carteles de límites de velocidad oxidados y escaleras a estructuras que ya no estaban.

Las montañas de piedra y arena callaban a las ciudades de alrededor
y solo hacían eco a las cosas buenas.
Él no hablaba mucho porque siempre ha sido muy de llevar tanto las tormentas como las flores en el interior,
y yo no preguntaba demasiado aunque siempre he querido saber más.
Él siempre me escuchaba como si tuviera algo muy importante que decir
y para mi lo más importante era que él siguiera creciendo hacia arriba todos sus sueños.

Rodábamos el camino verde a la hora del atardecer porque era mi momento favorito
y siempre nos parábamos en un puente para ver el sol acercarse al horizonte.

Una vez mi bicicleta se rompió justo al comenzar,
y me pareció muy injusto que la mala suerte nos fuera a robar así el domingo.
Pero él sin dudar me cambió la bicicleta rota por la suya y me dijo muchas veces, que no le importaba.
Tardamos casi el doble en completar la ruta,
le pregunté cada cinco minutos si estaba bien y si volvíamos,
él siempre decía que "para adelante" y yo veía que sudaba, pero que estaba decidido.
Cuando llegamos al puente,
el sol ya se fundía con el horizonte
y él respiró profundo.
Le volví a preguntar si estaba cansado, y por primera vez en toda la tarde me dejó ver que sí.
Le pregunté por qué no habíamos vuelto antes,
y como si fuera la cosa más obvia del planeta, me contestó:
"Tú querías ver el atardecer".

Al niño que me regaló un atardecer,
quiero que sepas que aún nadie me ha hecho sentir más importante,
y que la única persona que me ha hecho un regalo mejor,
fue mamá cuando te trajo al mundo.



miércoles, 15 de agosto de 2018

Mis raíces.


No soy una planta, pero sí que echo raíces
y crezco cada vez que miro al cielo.

En ti sembré todos mis planes,
mi presente
y cada uno de los posibles futuros.
Mi riego eran tus besos cada tres días,
y mi temperatura la de tus abrazos.

Sin demasiado aviso, abandonaste el jardín
y la mayoría de mí, no aguantó la sequía.
Ahora estoy a base de mucho sol y mucha agua,
a ver si acepto este trasplante de planes en mi vida.
Porque tomar el único futuro en el que tú no estás,
pudriría las hojas de cualquiera,
pero las mías ya no.

mis raíces en vídeo:

* este poema es una extensión de estas cinco líneas que en su momento fue todo un alivio escribir.

lunes, 6 de agosto de 2018

Las respuestas de estos abuelos cambiarán tu idea del amor.


El amor es vida... así que escuchemos a los más sabios.
Tuve la suerte de poder hablar con estos ancianos sobre cómo han vivido ellos el amor y el resultado no fue para nada lo que me esperaba. Cada uno tenía una visión muy diferente y eso me pareció muy revelador.
Los que aún podáis: hablad con vuestros abuelos, tienen tantas cosas que enseñaros.



lunes, 4 de junio de 2018

Tendríais que verla sonreír.

Tendríais que verla sonreír
lo hace como si no tuviera heridas,
volviera a la infancia
y nadie le hubiera hecho tropezar aún.

Se le curvan los ojos
y saltan desde sus pestañas valentía.
Arruga la nariz
y aulla porque es medio loba.

Sonríe,
pero mucho menos de lo que se merece.
Quiero que dejen de hacerle daño,
que le pidan permiso,
le den las gracias
y nunca más la engañen.

No es indestructible
y no quiero que el mundo se lo siga exigiendo.
Que se deja la piel por cualquiera,
y solamente espera que no le arranquen lo que queda.

Ella llora y suceden los tsunamis,
me rompo más por dentro que por fuera
y le doy las manos muy fuerte
esperando que eso la sostenga.
Cuando no funciona
solo puedo pensar que ojalá los culpables
fueran capaces de entender que la abrieron en canal
y envenenaron sus pulmones sanos de tristeza.
Por eso, a veces le cuesta respirar
y no hay oxígeno suficiente
que combata sus preguntas.

Ojalá pudiera explicarle
que es la persona que más cosas buenas se merece en el mundo
y que nada de lo que le sucede es su culpa.
Ojalá fuera capaz de escucharme
cuando le digo que es válida
y que voy a sacar sus pies del fango
siempre que lo necesite,
y que no hace falta que me lo pida.

Sé que si me rompo,
aún habría una parte de mi entera,
por ella,
y que lo único que le importaría
es verla sonreír.

Pero ponédmelo fácil,
dejad de arañar su muralla,
que si la vierais por dentro
entenderíais que tenemos suerte de vivir en el mismo tiempo que ella.


también en vídeo:

jueves, 31 de mayo de 2018

No quiero amar deprisa.

No quiero amar deprisa,
por eso te miro a los ojos un rato
sin importarme si es mucho o poco.
Por eso me amanece en tu pecho
y no me doy cuenta de que sale el sol detrás del cielo.

No quiero amar corriendo,
ni mirando los relojes,
el único que va a tope prisa es mi corazón cuando se te escapa un "te quiero"
y yo pienso que esta altura no me da vértigo.

No quiero amar deprisa,
porque eso sería amarte mal
y todo lo que tú me traes son curas,
hierbabuena pa' mis heridas,
me quitas el dolor de las mejillas con tu índice,
pesan mis pestañas llenas de quererte
y se me pone el estómago lleno de ganas de que todo de vaya bien siempre.

No me quieras corriendo,
que me evaporo del miedo
y ya no queda agua en mi desierto.

No hace falta que le tengas miedo al tiempo,
he hablado con el campanero
y promete no tocar más las doce
si tú prometes no pensar en qué vendrá después

de

este

silencio


martes, 8 de mayo de 2018

Tres tsunamis a la vez.


no entiendo mucho,
y lo poco que entiendo
no lo sé explicar.

los tulipanes hablan mejor de su mirada que cualquiera de mis poemas,
y la lluvia en la ciudad dice cómo huelen sus besos mucho antes que mis metáforas. 

la impresión de tener a un león rugiendo a cinco centímetros de tu cara
y las casas levantadas por el tornado
son lo más parecido a sus "te quiero"

tres tsunamis a la vez,
un maremoto
y el vértigo de mirar hacia abajo por el hueco de la escalera 
son todo lo que me pasa cuando me coge de la nuca
y enreda sus dedos en mis raíces. 

él sí que sabe de poesía, 
de la vida,
y de las cosas que le dijo mamá que aprendería,
porque a mi me las ha explicado todas.

martes, 17 de abril de 2018

Es su culpa.

Ella se pinta los labios un poco fuera de la línea
porque le dan igual los límites.
Baila como todos bailamos cuando estamos solos en la habitación,
y nunca falta una cerveza en sus manos.

Me mira y me hace más cosas que nadie,
me invita a no tener modales,
a molestar a los prejuicios de la gente.

Ella es para tomársela en serio,
para cruzar el bar entero
y antes del "cuánto tiempo"
mi lengua contra la suya.
"Sabes mejor" -dice
"Te conozco más" -respondo.

Siempre tiene una canción en sus labios
y en cantar mal, es la mejor.

Llueve en Madrid,
y se ríe porque sabe que es su culpa.
Nos echan del cine por montarnos nuestra propia película,
y se ríe porque sabe que es su culpa.
Hoy se ha incendiado una iglesia,
y se ríe porque sabe que es su culpa.
Me duele el corazón,
y se ríe porque sabe que, en parte, es su culpa.

No le importo,
ella a mi sí.

No puedo dejar de jugar a este juego.



jueves, 29 de marzo de 2018

Los besos que no saben a nada.

Escribo este poema
para tener dónde enterrar los besos que no saben a nada,
las caricias que no calientan
y las miradas que no arropan.

A esos que vienen con el cuento listo para recitar.
les escucho en la parte de los dragones
pero de los príncipes y princesas
ya estoy cansada.

Entre un hueco de su ego,
cuelo parte de mi historia,
la clasificada como "apta para todos los públicos",
que no tiene dragones ni armadura,
pero sí mucha sinceridad
y la voz en off de un narrador cansado.

Me quedo por la cerveza,
por la chica de la mesa de al lado
que tiene la paz mundial acurrucada en su pelo,
que eso sí que tiene mérito
y no tus medallas autoimpuestas.

Nunca vi tanto entusiasmo por uno mismo
sin justificación alguna.

En la boca de metro confirmé
que el siguiente capítulo no sería mejor.
Porque no hay peor príncipe
que el que se empeña en salvar a una princesa
que se vale perfectamente por sí misma.



jueves, 22 de marzo de 2018

Pequeña gigante

Hay momentos en los que me siento tan chiquitita,
y estoy tan bien,
que en mi pequeñez me siento gigante.

Me pasa cuando estoy sentada en el suelo del bar,
mientras alguien al micrófono recita sobre el amor,
y dice alguna frase que me eriza la nuca.
Entonces miro hacia arriba y veo cuerpos alargados que parecen extenderse al infinito,
todos con la media sonrisa de la complicidad,
de "yo también me he enamorado".
Y pienso en todas aquellas personas a las que han besado,
a las que le han dejado la puerta abierta
con un mensaje de "para cuando quieras volver".
Justo ahí me siento diminuta,
entre todas esas otras medias sonrisas
y poemas sin escribir.

También me pasa cuando me quedo mucho tiempo pensando
en todas las personas que me quedan por conocer.
Me imagino sus rostros sin rasgos concretos,
y ya me remueven cosas por dentro.
Siento que tengo que enamorarme tanto aún... que en comparación, yo soy solo una pizquita.
Soy solo el recipiente de las historias que a otros les quedan por vivir.
Soy solo la tinta de lo que les van a escribir.
Las tripas de las que podrán hacer corazón,
y las llamadas perdidas que querían encontrarse.

A veces,
me gusta ser chiquitita
y tener tanto que decir.