jueves, 30 de octubre de 2014

domingo, 12 de octubre de 2014

Salvavidas.


Me encontraste magullada y dolorida, con los hombros cansados y con el corazón aún más.
Estaba llena de heridas de batallas perdidas que luché hasta el final porque creía que perder no sería tan doloroso como rendirse a tiempo. A tiempo, nunca llego a tiempo.

La vida me pesaba tanto que de repente ya no la necesitaba.
Dejé de engañarme con esperanzas y hasta los atardeceres dejaron de parecerme bonitos. Y todos los días estaban nublados sobre mi cabeza a pesar de que hiciera un sol horroroso que sacaba a todos los niños a jugar y yo era incapaz de escuchar cualquier risa.

No te haces ni una idea de cuánto tiempo llevaba sin mirarme directamente a mi misma a los ojos cuando me reflejé en los tuyos.

Comenzaste a cuidar todas mis heridas y jamás de rendiste porque creías que dejarme perder era mucho más doloroso. Yo jamás te pedí nada y tú hiciste todo lo que incluso ni sabía que necesitaba.
Y ahora que ya no tengo más heridas que curar no te me has ido y yo aunque siempre me has dicho “que no te debo nada” estoy tan en deuda con la forma en la que me quieres.


Gracias por rescatarme.


lunes, 6 de octubre de 2014