jueves, 15 de octubre de 2015

Lobito y Luna II

Si alguna vez he creído ciegamente en algo sin tener pruebas científicas sobre ello es en la Ley de la improvisación. Esa que te empuja por los riachuelos de las casualidades, las corrientes de las corazonadas y que finalmente -normalmente- desemboca en una noche inolvidable. Inolvidable porque también era inesperada y suelen ser dos características que se retroalimentan.
Dentro de esta Ley nosotros éramos los mayores científicos. Bueno, Lobito era el de ciencias, yo era algo más de letras como la divulgadora. Sea como sea, hacíamos buen equipo.

La mayoría de nuestros recuerdos vienen de dejarnos llevar por ese mar. Simplemente nos encontrábamos en las baldosas de nuestras calles y las cosas empezaban a suceder. Era mágico, de repente estábamos juntos y era como si todo un mecanismo se pusiera en marcha. Nos mirábamos y a la vez que nuestras pupilas se conectaban, lo hacía todo el circuito de casualidades que nos iban a llevar a sitios que aún no sabíamos dónde estaban. Después de tanto tiempo fue imposible no notar que algo sucedía cuando Lobito y yo estábamos frente a frente. Él también lo sabía. Alguna vez hemos hablado de ello pero muy susurradamente porque no queríamos entrometernos demasiado en los engranajes; no nos hacía falta entenderlo, simplemente nos sentíamos privilegiados de poder vivirlo.

Una de esas noches Lobito propuso llevarme a ver las estrellas en un "cañón". Yo me imaginé el Cañón del Colorado. Giré la cabeza buscando instintivamente por los alrededores, claro que no iba a verlo pero no sé, pensaba que podría detectarlo, como si de pronto fuera a resaltar por el horizonte. Lobito me guió. Le encantaba enseñarme lugares nuevos y yo adoraba que me compartiera sus rincones. Muchos los descubría solo y otros muchos acompañado de su otro jefe de manada. A mi me erizaba los sentidos el hecho de que fuera capaz de conocer tantos lugares especiales dentro de aquel desierto tan común y rutinario. Me sorprendía y a la vez no: era Lobito, había nacido para encontrar ese tipo de cosas, creo que las personas con chispa tienen magnetismo hacia los lugares eléctricos. Cada vez que me descubría un nuevo lugar comprobaba que él era todo un cúmulo de chispitas y no veas la sonrisa única que sale cuando sabes que estás con una persona única.

El cañón resultó ser un micro-paisaje de arenisca y sedimentos, era como si una muestra de Colorado se hubiera depositado allí. Lo recuerdo con piedras rojizas y el cielo parecía más profundo de lo normal. Quizás si volviera ahora, vería la realidad: que era un secarral lleno de barro. Pero yo que sé, en las noches con Lobito era muy fácil subir de nivel todo.
Nos tumbamos sobre una roca plana y miramos el cielo. Él sabía de astronomía, no era un experto pero partiendo de que yo sabía cero coma uno, él me lo parecía. Para mi siempre ha sido un tipo muy sabio, me lo imaginaba en retratos tipo grabado como los de Da Vinci o Miguel Ángel, pero poniendo alguna cara idiota -qué idiota es-
Me indicó algunas estrellas y constelaciones, la verdad es que podría habérmela colado totalmente porque ni idea. Pero Lobito no era el típico capullo que se hace el entendido sobre estrellas solo para impresionar. Bueno, después de 5 años no necesitaba impresionarme con esas gilipolleces, no necesitaba fingir ser algo que no era porque él era todo lo que otros necesitaban fingir.

Después de haber ido enlazando temas y seguir descubriéndonos el uno a través del otro, nos fuimos. Abandonamos el cañón no por aburrimiento o porque la noche se nos hubiera agotado -como de costumbre- la razón esta vez fue que los mosquitos actuaron a modo de proyectil contra mi y vaya, salí hecha un papel de burbujas. Las picaduras además me hicieron reacción y al día siguiente iba luciendo unas bonitas piernas veraniegas con tumultos que parecían radioactivos. Cuando me vio al día siguiente se rió de mi y de mi desgracia. Menudo cabrón, cómo le gustaba verme fruncir el ceño y cómo me gustaba verle esa cara de pillo.

I'll know the way back, if you know the way
But if you are, I'm quite alright, hiding today ♫

3 comentarios:

  1. De verdad tanto el relato como la redacción me encantaron, me hizo sentir la nostalgia que describías, excelente trabajo.

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  2. Que yo simplemente he encontrado un tesoro de palabras en ti, menuda habilidad para las letras tienes. :) ♥.
    Un abrazo desde México.

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