Si alguna vez he creído ciegamente en
algo sin tener pruebas científicas sobre ello es en la Ley de la
improvisación. Esa que te empuja por los riachuelos de las
casualidades, las corrientes de las corazonadas y que finalmente
-normalmente- desemboca en una noche inolvidable. Inolvidable porque
también era inesperada y suelen ser dos características que se
retroalimentan.
Dentro de esta Ley nosotros éramos los
mayores científicos. Bueno, Lobito era el de ciencias, yo era algo
más de letras como la divulgadora. Sea como sea, hacíamos buen
equipo.
La mayoría de nuestros recuerdos
vienen de dejarnos llevar por ese mar. Simplemente nos encontrábamos
en las baldosas de nuestras calles y las cosas empezaban a suceder.
Era mágico, de repente estábamos juntos y era como si todo un
mecanismo se pusiera en marcha. Nos mirábamos y a la vez que
nuestras pupilas se conectaban, lo hacía todo el circuito de
casualidades que nos iban a llevar a sitios que aún no sabíamos
dónde estaban. Después de tanto tiempo fue imposible no notar que
algo sucedía cuando Lobito y yo estábamos frente a frente. Él
también lo sabía. Alguna vez hemos hablado de ello pero muy
susurradamente porque no queríamos entrometernos demasiado en los
engranajes; no nos hacía falta entenderlo, simplemente nos sentíamos
privilegiados de poder vivirlo.
Una de esas noches Lobito propuso
llevarme a ver las estrellas en un "cañón". Yo me imaginé el Cañón
del Colorado. Giré la cabeza
buscando instintivamente por los alrededores, claro que no iba a
verlo pero no sé, pensaba que podría detectarlo, como si de pronto
fuera a resaltar por el horizonte. Lobito me guió. Le encantaba
enseñarme lugares nuevos y yo adoraba que me compartiera sus
rincones. Muchos los descubría solo y otros muchos acompañado de su
otro jefe de manada. A mi me erizaba los sentidos el hecho de que
fuera capaz de conocer tantos lugares especiales dentro de aquel
desierto tan común y rutinario. Me sorprendía y a la vez no: era
Lobito, había nacido para encontrar ese tipo de cosas, creo que las
personas con chispa tienen magnetismo hacia los lugares eléctricos.
Cada vez que me descubría un nuevo lugar comprobaba que él era todo
un cúmulo de chispitas y no veas la sonrisa única que sale cuando
sabes que estás con una persona única.
El cañón resultó ser un
micro-paisaje de arenisca y sedimentos, era como si una muestra de
Colorado se hubiera depositado allí. Lo recuerdo con piedras rojizas
y el cielo parecía más profundo de lo normal.
Quizás si volviera ahora, vería la realidad: que era un secarral
lleno de barro. Pero yo que sé, en las noches con Lobito era muy
fácil subir de nivel todo.
Nos tumbamos sobre una roca plana y
miramos el cielo. Él sabía de astronomía, no era un experto pero
partiendo de que yo sabía cero coma uno, él me lo parecía.
Para mi siempre ha sido un tipo muy sabio, me lo imaginaba en
retratos tipo grabado como los de Da Vinci o Miguel Ángel, pero
poniendo alguna cara idiota -qué idiota es-
Me indicó algunas estrellas y
constelaciones, la verdad es que podría habérmela colado totalmente
porque ni idea. Pero Lobito no era el típico capullo que se hace el
entendido sobre estrellas solo para impresionar. Bueno, después de 5
años no necesitaba impresionarme con esas gilipolleces, no
necesitaba fingir ser algo que no era porque él era todo lo que
otros necesitaban fingir.
Después de haber ido enlazando temas y
seguir descubriéndonos el uno a través del otro, nos fuimos.
Abandonamos el cañón no por aburrimiento o porque la noche se nos
hubiera agotado -como de costumbre- la razón esta vez fue que los
mosquitos actuaron a modo de proyectil contra mi y vaya, salí hecha
un papel de burbujas. Las picaduras además me hicieron reacción y
al día siguiente iba luciendo unas bonitas piernas veraniegas con
tumultos que parecían radioactivos. Cuando me
vio al día siguiente se rió de mi y de mi desgracia. Menudo cabrón, cómo le gustaba verme fruncir el ceño y cómo me gustaba verle esa cara de pillo.
I'll know the way back, if you know the way
But if you are, I'm quite alright, hiding today ♫
Los imprevistos de amor.
ResponderEliminarDe verdad tanto el relato como la redacción me encantaron, me hizo sentir la nostalgia que describías, excelente trabajo.
ResponderEliminarQue yo simplemente he encontrado un tesoro de palabras en ti, menuda habilidad para las letras tienes. :) ♥.
ResponderEliminarUn abrazo desde México.