- No me gusta patinar.
Bibiana
salió corriendo de aquella cafetería.
Quizás
fuera el alcohol que necesitaba, pero igualmente haría daño. Aunque
curara, dolería.
Bibiana
se fue con su vestido de flores y un mal trago.
No
estaba preparada para eso. Nunca lo volvería a estar.
Con el
amor rajándole las venas, huyó.
Cupido
no volvería molestarle, se hizo esa promesa. El único día que
cerraría las cortinas sería en San Valentín. Hacía mucho que no
lloraba, le costó olvidar como se hacía y no quería volver a
aprender.
No se
consumiría más en camas ajenas. Nunca le romperían más vestidos.
Su carmín no se quedaría de turista en pieles extranjeras, era un
destino prohibido. Los huesos de su cuerpo no querían calarse de más
noches sin fin.
Otras
sábanas le asqueaban.
Salió
corriendo y cerró de un portazo su corazón. Nadie volvería a
hurgar en él. Nadie.
Mañana
saldría a buscar otra cafetería en la que no le regalaran galletas,
en la que nadie le preguntara su nombre ni le invitara a patinar.
Salí corriendo una vez y volví, por suerte el chico seguía teniendo los patines sin utilizar, aunque no eran de mi talla, irónico...
ResponderEliminarVaya, ¿te has sentido identificada?
ResponderEliminarEso me gusta por una parte, pero por otra no, es el final triste.
Muchos besos y gracias por comentar :)
Woww esta increible me ah gustado mucho :D
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