ahora que todo está mucho más bonito que cuando llegaste,
ni se te ocurra volver.
ahora que he pegado, poco a poco,
todos los cristales rotos de las ventanas
y tengo encallados en los huesos de los dedos
algunos trozos que todavía sangran,
ni se te ocurra volver.
ahora que la casa huele a fresco,
el aire no ahoga
y el sol se atreve a pasar,
hazme el único favor de tu vida,
ni se te ocurra volver.
porque me quedaré en el borde de la puerta,
mirándote a los ojos
y sé que por muchos puntos que haya sanado,
todo lo que un día lloró,
volverá a doler de nuevo.
y créeme, son muchos más boquetes de los que te esperas.
me centraré tanto en no volver a morir por dentro
que no podré pedirte que no pases,
así que pasarás
y se volverá a ir el sol,
se marchitarán las flores
y las ahogaré intentando darles la vida que no tengo.
me perseguirán sus muertes por el pasillo
y romperé las ventanas intentando huir,
pero solo caeré desde un séptimo
sin la suerte de morir en el intento.
mamá volverá a llamar preocupada
y con cada tono que pase
se agarrará más fuerte del pecho.
así que por mucho que quieras ver los nuevos cuadros que he colgado
y comprobar cómo suena el piano,
no vuelvas.
no vuelvas.
porque puede que los puntos no se suelten
y sí pueda decirte que nadie espera
ni quiere
que estés aquí.
entonces serás tú el de los boquetes
y estarán hechos con una sinceridad tan afilada,
que jamás podrás curarlos.
así que cuando ames,
en realidad te dedicarás a sangrar
y nadie querrá ahogarse por ti
porque no merecerás la pena.