- No quiero hablar contigo, Leo.
- Me sigue gustando como dices Leo.
- Me da igual lo que te guste, no me importa.
- ¿Por qué no me miras?
- Porque no quiero.
- ¿Es por que me has echado de menos?¿Me has querido todo este tiempo?
- No, no te miro porque estás feo, estás horrible.
¿Qué te has hecho? No hay nada que me guste de ti, ya no hay nada, nada.
No eres la misma persona, no eres el mismo físico, ni el mismo carácter. Has caído estrepitosamente, te has dado el golpe más grande de tu vida, te has convertido en lo que yo llamo una expersona.
¿Cómo has podido hacerte esto? ¡Mírate! Eras increíble, una persona increíble, que tenía todas las de ganar contra la vida, que tenía ganas en sus ojos, y parecía fuerte, de hecho lo eras. Y ahora, no hay futuro en ti, eres algo grandioso que ha quedado en ruinas y ahora tan solo falta demolerte, porque estás para el arrastre. Tenías todo a tus pies, incluso a mi, tenías el mundo para comértelo cuando quisieras. Y ahora estás pálido, agujereado por todos lados, tu piel está taladrada, y tu alma lleva unos boquetes enormes que tan solo ha podido causarlos el dolor.
Eras fascinante, de verdad que lo eras, y ahora no eres nadie. No eres como todos, porque tú estás por debajo de lo mediocre, y antes, antes estabas por arriba, a ras del cielo.
Por favor, explícame ¿cómo has hecho para matar todo lo bueno que tenías? Porque era demasiado como para ahogarlo en solo un error.
Tienes los ojos vacíos, y el corazón también. Tenías brillo propio… y ahora pareces un adicto a todo lo que conduce al abismo, de hecho estoy segura de que no solo lo pareces sino que lo eres.
Así que no, no te he echado de menos ni te quiero, te odio por ya no ser a esa persona que daba mil patadas a lo que ahora eres.
- ¿Y has pensado que todo eso es porque me faltas tú?