
Te escribo porque esa es mi forma de abrazarte,
porque no hay hombro capaz de sostener tu pena.
Sé que un poema no bastará para sanarte,
pero ojalá.
Se te ven los nubarrones en la mirada
y las penas balanceándose en tus pestañas.
Lleva muchos días sin salir el sol en la ciudad
y no te quiero...