No te voy a negar que ahora mismo te
querría aquí, a mi lado. Que tu cuello me hace falta y que en tus
manos veía todo el abrigo que necesitaba. No lo niego porque
mentirte después de todo, sería muy feo.
Te quise en mis cumbres, en mis días, en la cama, en mis labios. Te quise en
todos lados menos lejos y justamente te fuiste ahí.
No dejaste que hiciera de ti un acorde
perfecto dejándose sonar en un piano de madrugada estrellada. No te
dejaste llevar, aún cuando te parecía bonito.
Lo que más pena me da de todo ésto es
la historia que siempre va a estar
esperando a ser escrita. La pobre ha salido ilusa, como yo.
(es probable que este texto lo destruya en un futuro, si aún no lo he hecho es que sigo estando demasiado loca)