lunes, 26 de agosto de 2019

El duelo

Ya he hecho mi duelo,
ya hablé con mi casa y le di las gracias,
ya le prometí a mis plantas que iban a estar bien,
que las iban a regar cuando tocara
y a proteger del frío en invierno.
Ya hablé con todas mis cosas
y ahora tienen que dejar de ser mías
porque poseer algo pesa en cada vértebra.

Ya paseé Madrid
y le lloré todas mis preguntas sin respuesta.
Ya hablé con mi plaza favorita,
con la frutería donde se saben mi nombre,
con la calle donde más besos he dado,
con el bar de poesía donde más he recitado,
la parada de metro que más he usado,
todos los edificios donde he entrado.
Ya les dije adiós
atrapando entre los dientes un hasta luego.

Hay un yo que muere
cada vez que crezco
pero tengo que crecer.
Igual que todas mis plantas,
que ahora regarán otros,
me cambio de macetero para que mis raíces,
que no se anclan a ninguna tierra,
se sigan expandiendo.

Aún tengo muchas flores sin sol dentro
pero no quiero extender el duelo.

Me voy porque mi yo más sincero dice que nos vamos,
que ahora que nos hemos encontrado
hay que dejar que nos encuentren los demás.


jueves, 18 de julio de 2019

El sucio

a mí me enseñaron a estar limpia
y estuve mucho tiempo limpia.
bien peinada,
bien vestida.
portándome bien.

en sus escaparates,
como un collar que brilla tanto que no se toca
quietecita y portándome bien,
con la gente que no se portaba bien
portándome bien.

porque yo tenía que estar limpia
y bien, siempre bien.

nunca me cambiaron la pajarera
y cuando me crecieron las uñas
alcancé la tierra.
comencé a escarbar en ella
y dejé salir a los gusanos que escribían poemas a su paso.

entonces me llenaron la pajarera de jabón
y colonia,
y yo me ahogaba entre nenuco
y doctrinas:
que no se come con las manos,
que no se hacen tantas preguntas,
que no se escribe en las ventanas,
que no se besa a las chicas,
que no se anda descalza,
que si estás limpia,
estás más guapa.

cuando no miraban dejaba que los gusanos se me enroscaran entre los dedos
y recogía sus versos,
después me empezó a dar igual que miraran.

porque mi poesía es sucia
no es para ponerla en una vitrina,
limpia,
siempre limpia.

mi poesía se expande como la naturaleza
y te ensucia las uñas,
se mete por debajo
y te las ensucia.

mi poesía tiende al sucio,
yo tiendo al sucio.

todas las cosas que me hacen feliz
me dejan barro en las pestañas.
me gusta como me huelen los sobacos
después de subir por tu montaña.

tengo las manos para usarlas
y todo lo que está vivo
mancha.

cuando corro por la orilla de la playa
y el mar me saluda con sus holas,
yo le devuelvo el saludo
revolcando mis rodillas en la arena
porque me quiero sucia.

a mí me enseñaron a estar limpia
y estuve mucho tiempo limpia
hasta que la tierra se metió por debajo de mis uñas
y yo las miré,
me reconocí
y por fin... por fin me encontré.

mis uñas después de una clase moldeando barro



jueves, 27 de junio de 2019

Tengo frío

si recorres con tu índice
la distancia de tres cerezas
caerás en el abismo
de mis noches sin luna

en el surco de las olas
que se hace debajo de mis pechos
por estar demasiado delgada
hay un pajarito tiritando

en mi patio ya no se oye piar
porque hay demasiado hambre
demasiadas grietas
pulmones reventados

las raíces hace tiempo que salieron de las macetas
y se dedican a encerrarlas poco a poco,
como si se pudiera retener para siempre el hogar

hay tanto silencio
que me pitan los oídos
porque en mi interior grito

el pajarito soy yo
y tengo frío
porque vosotros no dais calor

martes, 18 de junio de 2019

Arturo no quiso salir conmigo por fea

Yo era fea,
tenía 11 años y era muy fea.
Los dientes anarquistas:
“Ni dios, ni amo, ni brackets”
El pelo enredado de chistes malos:
“¿Cuál es la fruta más divertida?
- La naranja ja ja ja ja”
Los ojos bien,
el aliento… también.

Pero el primer día cuando llegué nueva al cole,
mis orejas se presentaron antes que yo.
Y la leyenda corrió como la pólvora por el patio,
esquivando balones
y primeros besos.

Cada día de cada semana de cada mes
un compañero diferente al anterior
me preguntaba si con "estas orejas" podía volar.
Cuando todos los de mi curso habían preguntado ya
los mayores empezaron a tener curiosidad
y me interrogaban en voz alta por las escaleras.
Yo siempre respondía que no
porque aún no lo había conseguido.

Yo era fea, era muy fea.
En clase hicieron una lista de feas,
y yo era la primera,
la number one,
la puta ama.

Y yo tan empoderada en mi fealdad,
tan segura de mis coletas altas,
de mi acné juvenil,
yo, le regalé a Arturo mi primera declaración de amor.

Y Arturo no quiso salir conmigo… por fea.
Arturo cogió mi primer poema e hizo con él una diana
a la que todos podían lanzar sus dardos.
Y eso, eso sí que me hizo daño.

Arturo, no sabes lo que te has perdido.
Arturo, yo era fea pero tenía muchos libros.
Arturo, a mí no me importaba que fueras idiota, te habría dejado mis apuntes de notable encantada.
Te habría explicado a Lorca, las mates de primero, las de segundo, las de tercero... el past simple, hasta la de música habría dejado de tenerte manía y darte siempre el ridículo triángulo.
Arturo, me he hecho mayor and now look at this booty.

Joder, Arturo. Me hiciste llorar demasiado pronto.
Le hiciste un genocidio a mis primeros versos
que te miraban con el sol en los ojos.

Pero tranquilo, que estoy bien.
Puedes decirle a todos que estoy bien.

De paso coméntales que estaban equivocados, yo no era fea,
ni siquiera un poco.
Pero en una cosa sí que estaban en lo cierto,
yo podía volar.


también en vídeo:

jueves, 6 de junio de 2019

Carta de cumpleaños.

a veces me hago laberinto
y me quito la salida,
me meto ahí dentro
y me hago pasar sed,
hambre y frío.

no quiero hacerme daño
pero a veces lo hago.

hay algunas noches en las que casi muero,
son más de las que aparento.
a la mañana siguiente me hago la raya del ojo bien larga
para disimular que hoy mi madre casi tiene que ir a llorar sobre mi tumba.
igual que con mi hermana que nació muerta.

un paritorio en silencio
suena igual que un tanatorio.

a los 24 años me esperaba tener cuatro ceros en la cuenta bancaria,
las cosas más claras,
el pasaporte más usado,
el corazón más entero.
al menos, me esperaba ser feliz.

a veces pienso en tirarme a las vías del tren,
no lo pienso en serio
pero lo pienso.
a veces pienso en ir a terapia
pero yo misma me doy la respuesta:
todo el mundo ha querido morirse alguna vez.

un día os llegará una carta como de cumpleaños
invitándoos a mi entierro
y nadie sabrá a quién echarle la culpa.
traed cerveza y bebéosla mientras comentáis todas las mentiras
que ya os he contado.