Tengo que dejarte ir.
Aquí no vale pasar página, debería
cerrar el libro y quemarlo en el olvido.
Contigo las cosas siempre han sido
drásticas.
Sería ideal ver nuestro tiempo
consumido por el fuego,
parecería casi que seguimos jugando a
lo de siempre.
En mi utopía particular habrías
dejado de doler ya.
Podría pensarte y no sentir olas en mi
piel.
Ahí está el mar de nuevo y tú la
marea.
Tu recuerdo sigue siendo mi quimera,
con cabeza de cabra, cuerpo de lobo y
cola de dragón.
Y como a todo monstruo fantástico le
llega su héroe,
bien conoces mi alma guerrera.
Te vas a ir, del todo.
Pero para eso tengo que echarte yo.
Cuanta razón tienes... Y pues hay que seguir sin importar que pase y no rendirnos, jamás...
ResponderEliminarMe pega en éste condenado estado de ánimo que me cargo
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