sábado, 31 de agosto de 2013

4/52 (presentación proyecto)

PROYECTO DE LAS 52 SEMANAS
El 4 de agosto di comienzo a un proyecto fotográfico que más que nada es la solución a un pequeño dilema que tenía desde hace tiempo.
Veréis, me gusta hacer tantas cosas que es imposible hacerlas todas al mismo ritmo, así que voy por épocas en las que me apetece más hacer una cosa sobre las demás, por lo que alguna queda bastante abandonada, y no me gusta nada de nada que ésto mismo me esté pasando con la fotografía.
La solución la encontré por el mundo blogger con este proyecto que trata de hacer una foto a la semana durante todo el año (52 semanas) y ¡tachán! que me apunto. 
Me parece algo bastante factible y que más que como proyecto super serio, me lo voy a tomar como una excusa para animarme a hacer fotos. Una norma que me autoimpongo para este proyecto es que las fotos que formen parte de él no pueden ser de paisajes, quiero que sean autoretratos y fotografías a objetos, composiciones... yo que sé, algo más "artístico" digamos.
Al final de cada mes haré una entrada con la recopilación de las cuatro fotos de ese mes y en mi página de facebook las iré subiendo cada semana.

AGOSTO

1/52

2/52

3/52

4/52

lunes, 26 de agosto de 2013

Hagamos un trato.



Puede que te suene este texto, lo publiqué justo el 21 de agosto del año pasado (clic, clic)
Desde hace tiempo quería probar eso de recitar algo de casimemoria directamente a cámara, y en una noche de esas en las que me pongo a releer cosas de antes y se me llena el cuarto de recuerdos, volví a encontrar este texto y pensé que quedaría bien en formato vídeo.
La verdad que da mucho respeto ésto de hablarle de amor a una cámara.

jueves, 15 de agosto de 2013

Soy la típica tonta que se enamoraría de un poeta.


Soy la típica tonta que se enamoraría de un poeta, de sus metáforas, de su figura escribiendo versos hablando de amores que duelen y de cosas que no se atrevió a decir (pero sí a escribir).
Por supuesto, saldría magullada, golpeada por la realidad de que no había nada de mi en ninguno de todos los poemas de los que me sentí protagonista. Me dolería el olor a tinta y a juegos de palabras. Me dolerían las noches donde necesito un poco de poesía y él me recitaba con una gravedad que retumbaba en las paredes y colisionaba con mis debilidades. Me rompería comprender que sus te quiero eran en realidad te hiero y que todos los mordiscos no me los daba en la piel sino en el alma para hacerme sangrar y tener algo sobre lo que escribir después, algo sobre cómo el amor destruye (pero por supuesto, no escribiría cómo él me llevó a la autodestrucción).
Y después de todo, seguiría echando de menos su indiferencia y su egoísmo.

Y sí, los problemas no acaban ahí, también soy experta en perder amores, pero no en soportar el dolor de sus ausencias. Los vacíos de corazón me dejan perdida, y no veas que pateo tengo que pegarme para volver a encontrarme. Aún no he encontrado superhéroe que me salve de la hecatombe que es mi vida. Que me salve de mi, de lo triste que resulta que todos mis miedos soy yo. Que necesito alguien que me llene el vacío, que sea mi diciembre, mi aire, mis atardeceres, mis escapadas, mi playa por la noche, mis estrellas no-fugaces (para que no se marche nunca), que reviva las llamas y me haga incendios en la cama. Que no se apague y sobre todo, que no permita que yo me apague.


Pero en fin, no puedo echarle la culpa a nadie, soy yo la que busca recomponerse con alguien que ya está roto, ¿que por qué? pues porque soy la típica tonta que se enamoraría de un poeta, porque pondría todas mis esperanzas en que me daría el mismo amor y los mismos mimos que a su poesía para que finalmente lo único que haga sea terminar de romper mis ruinas.