
Siempre he sido de perder el imperdible,
sentirme esclava de mi libertad
y mirar muy fijamente los carteles de “prohibido jugar a la pelota”
mientras los niños juegan a la pelota, porque son niños.
Grito en silencio cada vez que alguien pide perdón por la poesía.
No pidas perdón por la poesía,
no pidas...