lunes, 26 de septiembre de 2016

Haciendo los menús de la boda de mi madre.

Creo que el mejor regalo que alguien puede hacerme es algo con lo que crear otro algo. Quiero decir, me encantan los libros pero siempre preferiré unas acuarelas o un pack de cuchillas para el cutter.

Hace un par de meses una persona (bien chula) me prestó su "kit de carvado de sellos" y yo flipé un poco. Nunca me lo había planteado pero ¡oye! lo que tiene que molar hacer tus propios sellos, pensadlo.
Al poco tiempo surgió la oportunidad de utilizar el kit. Mi madre se casaba -ya, ya, también os tengo que hablar de esto- y me pidió que hiciera los menús de la boda. Me encantó la propuesta, de verdad que la recibí como un regalo. Así que empecé la idea.

Bueno, hacer un menú no tiene más misterio que escribir las cosas con las que vamos a llenarnos el estómago ese día y ponerle unos cuantos elementos chulos. Además, mi madre -que es muy especialita, característica que la hace la mejor del mundo- me pidió que cambiara la novia por una bruja. Sí, cosas romanticonas de ellos.
Así que bueno. Una vez hecho el diseño lo llevé a imprimir. En una página DIN-A4 (el tamaño de toda la vida) hice tres menús que pedí que los cortaran en la misma imprenta. Una vez hecho esto, llegaba el elemento clave: EL SELLO.
La verdad, fue toda una aventura. Sobre todo por utilizar las cuchillas para cortar la goma sin el mango, directamente a dejarme los dedos. Pero, hey, a mi no me culpen, yo solo estaba improvisando. A pesar de todo, la verdad es que quedé tremendamente contenta con el resultado y disfruté mucho el proceso. Me sobran ganas mil para hacer más sellos. Hice este vídeo durante la creación del sello:


¡Hale! Pues nada, ya tenemos todo. Los menús impresos y cortados, el sello hecho, cinta y a mi abuela ayudándome a hacer los lacitos que coronaban los menús (más mona que es, me la como).

Así que de este boceto digital que le envié a mi madre para su aprobación: 

Surgió este, que no es tan perfecto pero hay que reconocer que quedó cuqui y artesano:

La foto no tiene la calidad que merece pero es la única que tengo y la he recuperado de la historia que hice del día en mi Instagram Stories.

Y ya está. Así se hace un menú de boda si tienes una madre loca que se casa, una persona bonita que te presta (en realidad regala porque me lo he apropiado) un kit de carvado de sellos y una abuela que te ayuda con todo lo que puede.

Fun fact: después de todo yo no comí nada de ese menú porque tuve uno vegetariano.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Ella era mito.

Me quiso con todo lo que la componía y yo no pude con todo lo que ella era.
La tormenta no me pilló desprevenida, tenía el paraguas preparado y el chubasquero por si acaso pero su intensidad dio la vuelta a mi paraguas y rasgó el chubasquero en exactamente 142 pedazos.

Me quiso entera y así se ofreció ella pero mi corazón por mucho que quería no abarcaba.
Empecé a fumar por la ansiedad de no poder amarla así como ella me amaba a mí. Consumir el papel hacía que no me consumiera a mí misma por la culpa de no ser capaz de darle todo lo que a ella le salía tan fácil. Los porqués dejaron de formar atascos en mi cabeza y los argumentos en mi contra me hicieron los sentimientos pedazos.
Ella era todas las diosas de las que hablaban los libros y ¿cómo podía yo con el compromiso de Hera, la sexualidad de Afrodita y las guerras de Atenea a la vez? Yo ni siquiera era una semidiosa con aspiraciones de inmortalidad. Yo solo me sentía aterrada y me escondí en mí por no poder afrontarla.

Me amó como nadie y yo ni siquiera fui capaz de enamorarme. Con el tiempo aprendí que yo no era el templo para acogerla así que dejé que otros se lo construyeran. Una vez acabado iría a venerarla y así recibir todos los perdones que necesitaba.


pd: el blog y yo seguimos en reforma, pero esto me apetecía dejarlo por aquí.