domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Para qué sirven las palabras?

¿Para qué no sirven las palabras? Las palabras ríen (y te hacen reír), sienten (y te hacen sentir), las palabras duelen (y te hacen ruinas).
Las palabras a veces se visten bonitas, pero no nos engañemos, las mejores palabras son las que van desnudas.
Las palabras son simples marionetas y tristemente algunos las utilizan para hacer daño y cosas feas, yo creo que las palabras lloran cuando las obligan a decir cosas rompecorazones. ¿Imaginas a una palabra llorando? ¿Al idioma llorar? Es como cuando Zeus se decepcionaba con la crueldad del ser humano, algo que podía hacer tantas cosas bellas... haciendo cosas malas.
Las palabras crean imposibles, (im)posibles, y posibles. Crean universos, inquebrantables, caos, armonía. Crean historias de cómo unir los lunares de tu espalda creando constelaciones. Cuentan como los uní... ¡pero ese es otro tema!
Las palabras mueven, a veces también nos hielan, pero lo importante es que mueven. Ponen en funcionamiento las mentes y las luchas, las palabras hacen que se alcen las manos por causas justas, las palabras son gritos de inconformismo, de gente cambiando para cambiar el mundo. Las palabras son cambio. Las palabras son historia y nos mueven para escribirla.
Las palabras son poetas, y músicos, y artistas. También mi abuelo cuando me contaba batallitas. Y mi madre diciéndome sus “te quiero” de verdad. Las palabras son Martin Luther King cambiando la vida de miles de personas que con palabras gritan sus gracias.
Para qué sirven las palabras... y lo preguntas en una noche como ésta, en la que tengo el cuarto lleno de recuerdos y podría escribirte novela y media sobre ellas.
Las palabras simplemente son y sirven. Para todo. Y para todos.


Este texto lo escribí en la solicitud de una beca en la cuál me preguntaban "¿Para qué sirven las palabras?", no tenía ni idea de qué escribir y sabía que esa respuesta era la clave de todo. Opté por ponerme a escribir sin más, lo que saliera, cuando lo terminé lo volví a leer pero sin prestar atención a lo que había escrito, solo a si había alguna falta ortográfica. Y así, tal cual, lo mandé.
Me concedieron la beca. Y aunque no la vaya a realizar este año porque es en Madrid y yo vivo en Murcia, me han reservado la plaza para el año que viene cuando esté estudiando allí. Que me hayan dado esta oportunidad es algo absolutamente genial.
Con todo esto solo quiero deciros que improvisar siempre es una buena opción, no tengáis miedo a no planear y dejar las cosas imperfectas.